Una investigación conjunta entre la empresa Biótica, instalada en el edificio Espaitec de la Universitat Jaume I, y la doctora Ana María Sánchez-Pérez ha elaborado un test rápido capas de detectar la presencia del organismo que produce la legionelosis. Este método puede ser muy eficaz en la reapertura de locales y piscinas y asegurar la protección de todos los usuarios.
Las técnicas rápidas de legionela recogidas en la norma UNE100030 pueden ser claves en la protección de la salud y la prevención del riesgo de legionelosis. Es el caso del método inmunomagnético (Legipid®) desarrollado por la empresa Biótica ( www.biotica.es ) ubicada en Espaitec, el Parque Científico de la Univ. Jaume I de Castellón, en colaboración con el CSIC, y utilizado en autocontrol y en resolución de brotes, entre ellos el de Manzanares en 2015.
Agentes sanitarios recomiendan utilizar test rápidos de legionela ante los riesgos derivados del agua en la reapertura de hoteles, residencias, industrias, polideportivos, centros de ocio, clínicas dentales, gimnasios o piscinas. Consideran que “detectar pronto la legionela viable en aguas es clave en cualquier plan preventivo y ayudará a reducir el estrés sanitario que derive de casos graves y brotes, especialmente ante la reapertura de los edificios que han permanecido cerrados más de dos-tres semanas”. Recientemente, el sector de piscinas también ha recogido la recomendación de uso de estos test en su protocolo para piscinas saludables. A esta guía se han suscrito más de 150 entidades públicas y privadas del sector.
Desde su descubrimiento en 1976, la infección por legionela ha dado lugar a brotes asociados a tratamientos deficientes de aguas. La legionelosis es un síndrome respiratorio con síntomas similares a la COVID-19. Al ser un patógeno resistente en agua y aerosoles, su medición rápida es importante como un indicador de la salud de las instalaciones.
“Una técnica tradicional de monitorización de legionela en las aguas se basa en la detección de la bacteria por cultivo, el cual requiere de entre 10-12, hasta 28 días, un tiempo muy largo para servir de medida preventiva efectiva. Es más, existen datos publicados en Water Research (2018) indicando que la legionela puede infectar células humanas, incluso aunque no hayan sido detectadas en cultivo. Todo ello avala la necesidad del uso de pruebas rápidas”, comenta la doctora Ana María Sánchez-Pérez, profesora del Departamento de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Jaume I de Castelló (UJI).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la letalidad de la legionelosis oscila entre el 5 y el 10%. Además, esta cifra puede llegar hasta el 40% en pacientes hospitalarios. Las prácticas médicas que conllevan riesgo de infección por legionelosis incluyen la intervención por ventilación mecánica, respiración asistida y sondas nasotraqueales, agravando la enfermedad. En un estudio publicado en Lancet (2020), se ha señalado que el 50% de los pacientes que fallecieron por COVID19 presentaban una infección secundaria. Otros estudios han identificado co-infecciones con legionela en un 7-14% de pacientes COVID-19.
“En España, las enfermedades respiratorias son la tercera causa de fallecimiento (datos del Instituto Nacional de Estadística, INE). A estas enfermedades contribuyen muchas causas, contaminación, tabaquismo e infecciones. Las infecciones del sistema respiratorio incluyen virus ya conocidos, como el de la gripe y bacterias (ej. Legionella, neumococos) y ahora se suman nuevas cepas de coronavirus, como el SARS-CoV-2. Esta nueva cepa ha desatado una pandemia por su alta infectividad y a la que sin duda ha contribuido la ausencia de protocolos de prevención adecuados, en especial en residencias. La posibilidad de nuevos brotes existe (de éste u otro patógeno), minimizar los daños depende de cómo nos preparemos”, concluye la doctora Sánchez-Pérez.